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Novela de terror

Manuel, acábate el café, aquel asesino ha vuelto a atacar, los muertos nos esperan- dijo Jack a su compañero.
En seguida – responde Manuel.
Cogieron el metro y en cinco minutos estaban en camino de la escena el crimen y solo tardaron diez minutos en llegar.
Al llegar a la oficina de correos, donde estaban los cadáveres, resultó que los muertos eran sus antiguos compañeros y tenían escrito con una navaja en el brazo: “los próximos seréis vosotros”.
Ellos nerviosos volvieron a sus casas y se escondieron hasta que les pusieron protección, pero eso no le impidió al asesino acabar con ellos.


La sospecha

Este era un día lluvioso y el sepulturero se encontraba en el cementerio, enterrando el último cadáver del día. Los zapatos del sepulturero olían raro, ya no podía más, se agotaba con facilidad, enfermaba continuamente… esto podía significar que era hora de jubilarse.
Seguía pensando en que era el momento, pero no podía retirarse hasta encontrar a un sustituto, y eso no era fácil, aquel trabajo era muy duro, solitario y no le gustaba a nadie.
Cuando salió, vio a un chaval de unos dieciséis años que estaba mirando hacia las catacumbas, le recordaba a él cuando era joven y parecía muy interesado en lo que había en el cementerio. En ese momento sabía que él era su sustituto.

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