No estoy en contra de los deberes; siempre y cuando sea en bajas cantidades, claro, pues tenemos algo llamado «tiempo libre» en el que queremos hacer otras cosas, como leer, dibujar, escuchar música, cantar, bailar, ver películas (ir al cine), andar en bici, quedar con los amigos…
Organizarse es muy necesario, así que está bien hacer un planning para saber lo que se debe hacer y preguntarle a los padres o tutores en caso de dudas. La hora exacta de hacer los deberes mantiene en pie la idea del planning; pese a que en algunos casos puede resultar complicado hacerlo porque la mayoría de nosotros tenemos actividades extraescolares -yo, por ejemplo, tengo kárate los miércoles y viernes, a las 17:15 y tenis, los jueves a las 18:30 y los sábados a la 13:00-.
Aceptar a los profesores por su forma de ser y enseñar y que los padres hablen con el tutor/a ayuda a mantener una buena relación entre el colegio y la casa. Y en ésta, hablar de cosas distintas a las que tienen que ver con la enseñanza; como por ejemplo, la última canción de Jennifer López o el paseo de hoy por la tarde con el perro.