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-La sospecha

Salí de mi casa, y fui a recordar a la persona más importante para mí, mi abuelo.  

Llegué a ese cementerio tenebroso que nunca me gustó, y menos con esa mirada irritada con la que me mira el sepulturero. 

No había nadie por el alrededor, pero si un olor muy desagradable, de repente el sepulturero me dijo: “¿necesitas ayuda?” y le contesté: “no, gracias”, en ese momento me fijé que los zapatos del sepulturero olían raro, a mí me pareció normal, ya que su trabajo lo obligaba, pero había algo en el que desconocía. 

Luego, me di cuenta que los zapatos tenían una mancha roja, espesa, parecía sangre y me alarmé, justo después, sacó de su mochila un perrito caliente con muy mala pinta y ketchup goteando por el calor que hacía, esto resolvió mis dudas. 

-De terror

Me desperté, no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, pero era de noche y estaba todo oscuro. Me intenté levantar, pero no pude, miré a mi alrededor tratando de descubrir donde estoy, me di cuenta cuando noté una gran piedra a mi espalda, se trataba de una lápida. 

Yo seguía sin poder levantarme. Escuché unos pasos y pude distinguir la silueta de una mujer, era Rachel. Me tendió la mano y me dijo: “Vámonos ya, los muertos nos esperan”. No me lo podía creer. 

Rachel, a la que yo misma maté y enterré ese mismo día. 

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NOVELA DE TERROR

     Llevaban varias noches despertando con aquellas voces aterradoras que hacían que el corazón se le encogiese. Esa noche, los dos hermanos decidieron hacer caso a las terroríficas voces y se dirigieron al viejo cementerio.

     Salieron con mucho cuidado de casa para no ser oídos por sus padres. Federico iba de primero y, pegado a él, su hermano Pedro. Cruzaron las solitarias calles con el corazón latiendo con todas sus fuerzas. Cuando llegaron al viejo cementerio descubrieron, a lo lejos, una luz que se movía. Con más miedo que cuidado, los dos hermanos se dirigieron hacia ella. Allí los esperaba un esqueleto vestido con ropa andrajosa, que los condujo hacia una vieja tumba. Los dos niños se miraron asombrados al ver que sobre la lápida estaban escritos los nombres de sus bisabuelos. De pronto, la losa de la tumba se abrió y salieron sus dos antepasados que los abrazaron fuertemente. En ese momento Federico y Pedro sintieron un enorme amor y una reconfortante sensación de paz.

     A partir de aquel día, todas las noches a la misma hora, Federico despertaba a Pedro diciéndole:

-Vámonos ya. Los muertos nos esperan.

lápidas, rodeado, desnudo, árboles, noche, árboles desnudos ...

LA SOSPECHA

     Aquella tarde, como todas las tardes de sábado, Julieta y Fernanda fueron al cementerio a dejar flores sobre la tumba de su abuelo. Cuando les estaban echando agua sintieron una presencia a sus espaldas. Al principio no se atrevían a girarse, pero pronto cogieron valor y se dieron la vuelta lentamente. Tras ellas se encontraba el sepulturero que las observaba fijamente. Julieta lo saludó y, en ese mismo instante un desagradable olor se le introdujo por la nariz. Él le devolvió el saludo y les informó que en media hora cerraría el cementerio porque tenía que ir a buscar una lápida que había encargado. Las niñas asintieron con la cabeza y el sepulturero se alejó. En ese instante Julieta le dijo a Fernanda:

-Los zapatos del sepulturero olían raro. Vamos a seguirlo para saber el motivo.

Las dos hermanas siguieron al sepulturero con mucha cautela hasta el rincón más oculto del cementerio. Allí, el hombre se quitó los gastados zapatones y las niñas pudieron ver como sus pies estaban cubiertos de llagas y ensangrentados. Sin decir nada se dieron la vuelta y se fueron.

Historias y leyendas: El viejo sepulturero
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-Novela de terror

Le dice el granjero a sus vecinos «Debemos irnos hacia el cementerio». Porque las almas de nuestros antepasados siguen en ese cementerio y se mantienen deambulando. Mientras, no vayamos al cementerio y hagamos un ritual de purificación, sus almas no descansarán en paz. Tenemos que llevarles muchas flores y velas, además debemos hacerle una gran ceremonia como se merecen. Una vez, los vecinos llegaron al cementerio, se quedaron impresionados con la luz que desprendían las sepulturas de sus antepasados y los sonidos que producían. Después, de unos momentos de impacto, todos unidos y apoyándose mutuamente, comenzaron a colocar las flores y las velas, en cada una de las sepulturas. Al acabar,c omenzaron a orar todos juntos. Poco después, de una hora de oración, las luces fueron desapareciendo, a lo largo del cementerio. Entonces, el granjero y los vecinos dieron la ceremonia por terminada. Por lo que, todos los vecinos,s e fueron a sus casas mucho más tranquilos, porque ahora sus antepasados descansan en paz.

Los 9 cementerios con grandes historias que deberías conocer ...

LA SOSPECHA

-¡Hemos llegado ya, al frondoso bosque tanto hemos buscado! Una vez allí, comenzaron a subir las colinas y recorrer la abundante naturaleza. El investigador y un amigo suyo, comenzaron a buscar pruebas, para poder obtener una gran investigación. Entonces, fueron a una parte del bosque, la cuál era muy extraña. Cuando llegaron a esa zona tan extraña, encontraron un círculo, en el interior de ese círculo encontraron una tienda de campaña y una especie de campamento. El investigador y su compañero, comenzaron a contemplar la tienda campaña, una ves decidieron abrirla, encontraron a un señor mayor y con muy mal aspecto, el cuál se encontraba echando una siesta. Por lo que, inspeccionaron el círculo hueco por hueco. Además, encontraron una especie de tendal en el cuál había unas zapatillas rojas, las cuales estaban colgadas. Inspeccionaron las zapatillas rojas, poco después se dieron cuenta de que tenían muy mal olor. Pero como les pareció que el señor, se estaba comenzando a levantar, decidieron marcharse.

Tiendas de campaña en un bosque de pinos en la noche Foto & Imagen ...

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La sospecha

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Son muchos los cementerios que rondan nuestros alrededores. Los habitantes de mi pueblo siempre fueron muy religiosos, mi familia también lo era y yo desde pequeña fui conociendo cada rincón de la iglesia y de su cementerio. Me leía todos los nombres, fechas, recordatorios que adornaban las lápidas. Allí pasábamos mucho tiempo rezando, hablando con los que allí dentro estaban. Horas de mi infancia pasaron recorriendo los minipasillos entre lápidas, correteando entre ellas y haciendo algún que otro salto. Siempre recuerdo al mismo sepulturero, un señor poco hablador, serio, desaliñado, con el pelo un poco largo y grasiento con su inseparable visera. Eso sí, lo que más me llamaba la atención eran sus sucios y apestosos zapatos. Los años pasan, las personan mueren y terminan en el famoso cementerio. Algunos vecinos se ven obligados a levantar a alguno de sus familiares para poder enterrar a otro y… el asombro viene cuando… no ven a nadie dentro de la lápida. Tantos años llorando a una miserable piedra, mensajes sin destino, toda una sorpresa desagradable que destruye más la angustia de perder a un familiar. En el pueblo no se habla de otra cosa y mi corazonada se dirige a los apestosos zapatos del sepulturero que deciden investigarlo. Después de mucha investigación, ese olor venía de un pozo negro hallado en la finca del sepulturero. Allí yacía la mitad del pueblo. Quedó claro, que «los zapatos del sepulturero olían raro´´.

Zapatos Viejos En El Sucio Y Dañado Fotos, Retratos, Imágenes Y ...

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Novela de terror

Manuel, acábate el café, aquel asesino ha vuelto a atacar, los muertos nos esperan- dijo Jack a su compañero.
En seguida – responde Manuel.
Cogieron el metro y en cinco minutos estaban en camino de la escena el crimen y solo tardaron diez minutos en llegar.
Al llegar a la oficina de correos, donde estaban los cadáveres, resultó que los muertos eran sus antiguos compañeros y tenían escrito con una navaja en el brazo: “los próximos seréis vosotros”.
Ellos nerviosos volvieron a sus casas y se escondieron hasta que les pusieron protección, pero eso no le impidió al asesino acabar con ellos.


La sospecha

Este era un día lluvioso y el sepulturero se encontraba en el cementerio, enterrando el último cadáver del día. Los zapatos del sepulturero olían raro, ya no podía más, se agotaba con facilidad, enfermaba continuamente… esto podía significar que era hora de jubilarse.
Seguía pensando en que era el momento, pero no podía retirarse hasta encontrar a un sustituto, y eso no era fácil, aquel trabajo era muy duro, solitario y no le gustaba a nadie.
Cuando salió, vio a un chaval de unos dieciséis años que estaba mirando hacia las catacumbas, le recordaba a él cuando era joven y parecía muy interesado en lo que había en el cementerio. En ese momento sabía que él era su sustituto.

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La sospecha

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Tras la muerte de su abuelo, Jack, decide irse a vivir a España, donde vive su ahora viuda abuela. A Jack todo eso le parecía muy raro, su abuelo era muy joven y no podía haber muerto por causa naturales. Estaba seguro de que era así. Pero eso lo tuvo aún más claro al llegar al que sería su nuevo hogar. Su abuela les contó que había aparecido muerto en la fábrica de yogures en la que trabajaba. Todos menos él pensaban que estaba enfermo y quizás no lo sabían o que le había dado un infarto, pero en la mente de Jack todo eso ya había sido descartado: él sabía que su abuelo había sido asesinado y estaba dispuesto a descubrir al culpable.

Días después, en el entierro, se le acercó el sepulturero, que había sido muy amigo de su abuelo, y le dio el pésame, aunque no parecía muy dolido. De repente, sucedió algo muy extraño: el sepulturero se quitó los zapatos. Pero Jack se dio cuenta de algo más.

-Los zapatos del sepulturero olían raro- dijo un poco extrañado- olían a yogur.

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